domingo, 16 de enero de 2011

Nuestro lugar de trabajo


















He sentido la necesidad de dedicar un par de días de estas pasadas vacaciones de Navidad a ordenar el espacio del estudio. Cuando me encuentro inmerso en varios proyectos, apurado por la urgencia de llegar a una presentación o a la fecha de entrega, voy acumulando carpetas, documentación, pos-its etc sobre el escritorio y sus inmediaciones. De esta forma el espacio disponible a mi alrededor se va reduciendo día a día hasta el punto que puedo encontrarme frente al teclado y la pantalla y rodeado de papeles y carpetas. Acuciado por tareas urgentes e importantes he ido sacrificando, casi sin darme cuenta, el orden: ¿a alguien más le pasa?

Al tener la oficina en casa, el espacio de trabajo y el espacio en que vivimos se influyen de manera muy clara y directa. El material de trabajo va invadiendo la zona de la vivienda y viceversa.

Igual que necesitamos de vez en cuando salir a tomar el aire, tomar unas vacaciones o dedicar un tiempo a nuestras aficiones, también es necesario encontrar el momento para poner en orden nuestra oficina. Debemos tomar un poco de distancia (y para eso está bien disponer de un tiempo sin interrupciones)  y ver si los materiales que han ido ocupando un espacio a nuestro alrededor, en nuestra estantería o en los cajones, tienen necesariamente que estar ahí, encontrar para cada cosa el lugar más adecuado (en muchas ocasiones ese lugar será la basura). Al analizar cual es el lugar de cada objeto te das cuenta la cantidad de cosas con las que convivimos (con las que cargamos), que no sabíamos que estaban ahí y que posiblemente no vamos a utilizar nunca. También me he dado cuenta que en el último año he cambiado algunos hábitos en el modo de trabajar y que esos cambios me hacen replantearme optimizar la posición de algunos elementos.


Deshacerme de un libro no me resulta fácil, siempre encuentro una excusa sentimental para conservarlo un poco más de tiempo, pero realmente estaba llegando un punto en el que era difícil encontrar espacio para un nuevo libro en las estanterías. Tengo que confesar que en este proceso me he desecho de algunos libros (los que podían ser de utilidad para otros los he donado a la biblioteca municipal). He podido dedicarme con cierta profundidad a ordenar la biblioteca revisando libros que tenía arrinconados, separando aquellos libros que tienen que ver con el diseño de aquellos otros de otros temas y los de ficción. He puesto una pequeña librería en el dormitorio con los libros más personales (me gusta leer algo inspirador antes de dormir): libros sobre budismo y poesía. Todo esto me ha resultado finalmente muy satisfactorio.

También he puesto en orden determinadas tareas administrativas o de organización que tiene que ver con la finalización del año como enviar la última factura de 2010 y preparar la plantilla para la facturación del 2011 y archiva trabajos terminados en soporte informático. También he actualizado las tareas pendientes que voy anotando en Things, el sofware que utilizo para gestionar tareas.

Para mi es también importante dedicar un pequeño espacio como lugar sagrado donde podemos poner algunos objetos hermosos y que nos inspiren. Puede ser un pequeño florero con unas flores frescas, una piedra o una concha, un incensario o una foto de nuestra familia o de nuestra compañera. Si tenemos una practica espiritual determinada ese es el lugar en el que poner una pequeña estatua de Buda o una imagen de Cristo.

Mi experiencia también me indica que cuando cuidamos regularmente nuestro rincón sagrado nuestro estado mental es más sereno. Si lo olvidamos estamos olvidándonos de nosotros mismos.

Algunos de los beneficios que siento que aporta este trabajo de poner orden:

Disminuye la tensión. En casa o en nuestra oficina de freelance, donde nadie nos impone determinado ritmo también estamos sometidos a tensiones y distracciones, y el desorden es incremente de manera notable ambas.

• Nos va captando una sensación de serenidad. El ir poniendo en orden el exterior va ayudando a que se ordene también nuestra mente. Se libera una gran energía que puede reflejarse luego en una mayor vitalidad y creatividad.

• Cerrar temas disipa esa sensación intranquilizadora de tener asuntos pendientes y nos permite asumir de manera más consciente los nuevos proyectos que vienen.

•Encuentras lo que necesitas. Al tener la sensación de que "todo está bien" la acción (aquello que sea que tengamos que hacer es cada momento), surge de una manera más natural, sin interferencias o dudas.

• Nos sentimos más felices, motivados y conscientes.

Sé que la posibilidad de modificar nuestro entorno de trabajo no siempre es la misma: quizá trabajamos en una oficina con otras personas y la empresa para la que trabajamos no nos permite personalizarlo o realizar grandes cambios. Tuve hace tiempo la ocasión de trabajar en un entorno de trabajo moderno (un"edificio inteligente") y tengo que confesar que esta experiencia me resultó muy complicada y fue para mi causa de sufrimiento.
Quizá son lugares adecuados cuando se antepone la eficiencia y el beneficio, pero creo que no son el lugar más adecuado para que las personas se sientan a gusto. Hoy tiendo a considerar que independientemente de cual sea el entorno y las  circunstancias, siempre podemos modificar de manera sustancial.

Por supuesto este trabajo de poner orden no termina nunca.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Nosotros reorganizamos el estudio para darme espacio de trabajo este verano... El ejercicio de tirar y tirar, desapego, desapego desapego, pintar, recomponer el espacio ha sido reconfortante... Ahora se ha visto el espacio un poco invadido por cosas de las niñas porque también aprovechan el graaaaaan escritorio para los deberes. Pondré una foto.
Antonio

Unknown dijo...

Hola Antonio:
ya no recuerdo exactamente cuando ha sido la última vez que he visto vuestro estudio, pero creo que nos lo enseñasteis ya después de los cambios que comentas. La verdad es que tenéis un espacio muy agradable (lo digo con un poco de sana envidia).
Por aquí aunque las niñas tienen su espacio para hacer deberes o leer, también algunas tardes se pone alguna de ellas un rato al lado mio a hacer deberes o con algún juego en el ordenador.
Un fuerte abrazo.